Dios entre probetas
Pocas ilusiones me resultan tan peregrinas como las que
entretienen ciertos científicos terciados de teólogos que se empeñan en
buscar a Dios, no entre los pucheros, como decía en plan populista la
doctora Teresa, sino entre las probetas de sus laboratorios. Sigo como
puedo esa aventura desde que hace años leí en alguna parte la hipótesis
de que la noción de Dios, como cualquier otro material psíquico, tal vez
pudiera probarse algún día que habría de estar contenida en nuestra
herencia genética, es decir, que vendría a ser un producto más de la
evolución de esta especie pensante y atormentada que saca poco a poco de
su manga milenaria tan prodigiosos hallazgos. Estos días vuelve a
hablarse en la prensa europea del libro de Dean Hamer que hace años ya
creyó descubrir en el gen que denominó ‘VMAT2’, que sería la sede
cerebral de la espiritualidad y, en consecuencia, el responsable de la
ideación humana de una trascendencia absoluta necesaria para el
mantenimiento de la vida psíquica y, en definitiva, para la conservación
de la especie. Mucho antes que este sabio, a finales de los 80 si no
recuerdo mal, otro canadiense, Michael Perminger, empeñado en demostrar
que la experiencia sobrenatural no es sino el efecto de los campos
magnéticos sobre los lóbulos cerebrales, propuso la idea de que el
planeta azul vendría a se una dinamo prodigiosa capaz de inducir en la
mente de los seres vivos experiencias sensoriales insólitas que
incluirían, tal vez, desde las visiones ufológicas al encuentro
instintivo con la divinidad. Luego el interés ha derivado hacia la mente
religiosa propiamente dicha, y diversas investigaciones (la de
Beauregard o la psicóloga Laura Koening) se han aplicado a la
observación del funcionamiento del cerebro del creyente, en cuya
neurofisiología se ha pretendido descubrir prodigiosas facultades de
relación con el misterio. El concepto de Dios cerraría definitivamente
el discurso materialista al atribuírsele el mismo rango que a cualquier
otra conquista cerebral. Sartre escribió con ironía que cuando Dios
calla se le puede hacer decir cualquier cosa.
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Es posible que nuestra ciencia pierda demasiado tiempo en averiguaciones
estrictamente conjeturales, de ésas que, como no acaben dándose de
bruces con la metáfora, lo más probable es que no vayan a ninguna parte.
Hay por ahí, en efecto, quien labora con paciencia para localizar el
aposento del rencor, quien se deja las pestañas escudriñando el pliegue
neuronal en el que presuntamente se refugian la ambición o la ira, aquel
otro que busca sin descanso la lírica celdilla donde el amor germinaría
protegido por el celofán del protoplasma. No sé, pero me temo que son
ganas de perder el tiempo, desatentados propósitos de reducir al rasero
materialista aquella zona oscura del pensamiento en la que el maestro
William James entreveía las “la realidad de lo no visible”. Aunque
reconozco la atracción fatal que ejerce –y probablemente ejerza siempre–
el abismo, el tirón irresistible de lo que Rudolf Otto llamó “lo
Santo”, la sugestión de lo numinoso, la fascinación por el “mysterium
fascinans” no menos que la sumisión psíquica al “mysterium tremendum”.
Aislado en su abadía concluyó Pascal que Dios viene a ser como una
esfera infinita cuyo centro está en todas partes pero cuya
circunferencia, por más que se busque, no se halla en ninguna. Nuestros
genetistas están empeñados en asignarle lugar preciso a ese centro
inasible como si trataran de forzar una lógica que residiría, en todo
caso, justamente en su condición de ubicuo. Como Persinger, Andrew
Newberg, otro estudioso del cerebro monacal, acaba viendo en el piadoso
mono loco una “máquina creyente” que, eso sí, según estamos viendo y
vimos tantas veces, lo mismo usa el credo como un bálsamo que como una
cimitarra. En su atormentado diario escribió Baudelaire que Dios es un
escándalo. Los poetas ven con los ojos cerrados.
30 de mayo de 2007 a las 9:12 am
No encontre justificación al enigma de la aparición del “yo”, núcleo central del razonamiento, que llevan a la incertidumbre, y como consecuencia a la “angustia, hasta las lecturas de Freud. Con “Totem y Tabú” y El porvenir de una ilusión” encontré la paz y el sosiego metafísico.
La pasión sexual la tengo equilibrada.
Lo que me trae por la calle de la amargura es la pasión por lo político.
Rabia y jolgorio a raudales.
Y tengo enfrente esta frase de Montaigne colgada en mi escritorio:
“Los hombres están atormentados por las ideas que tienen de las cosas, no por las cosas en sí. Ganaríamos muchos puntos en cuanto al alivio de nuestra mísera condición humana si pudiéramos establecer siempre como verdadera ésta tésis”.
Y ésta otra de Ciorán: Toda idea es neutra ó debiera serlo; es el hombre quién las anima, quién proyecta en ella sus pasiones, locuras, sus sueños engendradores de muertos: Transformada en creencia, se incrusta en el tiempo y adopta figura de suceso.
Ësta quiebra de la razón, que deviene en espasmo epiléctico, genera las ideologías, los dogmas y las pantomimas sangrientas de la Historia.
30 de mayo de 2007 a las 9:15 am
Lo primero que habría que plantearse es qué es Dios. ¿Es ese anciano de barba blanca que desde el cielo premia a los justos y castiga a los injustos? Me temo que no. El problema es que la palabra Dios está manida hasta la saciedad, y ya no sirve para explicar la realidad metafísica. Actualmente la física cuántica está empezando a admitir que el universo es mental, y que nosotros, con nuestras creencias, condicionamos nuestras experiencias. El libro que es la matriz de toda la metafísica, el Kybalión, nos explica todo esto.
Un saludo cordial
30 de mayo de 2007 a las 9:46 am
Es mucho más humano el concepto cristiano, por -antropocéntrico-, que todas las teorías herméticas que llevan a los individuos, a regresar al no ser, es decir a la selva originaria.
Pero de una manera más rápida que el capitalismo salvaje.
30 de mayo de 2007 a las 9:56 am
Es un dicho popular que “la política hace extraños compañeros de cama”.
Lo corrabora el compañero de arriba. He entrado en su blog y se ha ¡abtenido! en las elecciones.
Con el vecino de blog Fernando Solera no comparto, no la cama, si no ni el mismo Hotel.
No encuentro sitio donde exiliarme dentro de la península.
30 de mayo de 2007 a las 11:07 am
13:07
“cuando Dios calla se le puede hacer decir cualquier cosa.”
Y ¿qué es lo que hacen todas las religiones, herejías, sectas y charlatanes.?
La “máquina creyente” ¿No será una “máquina crédula”?
Dios, desde el tiempo de las cavernas, ha sido la explicación de todo lo que no se entiende, y desde las cavernas, los intermediarios lo han usado para dominar a los pueblos.
30 de mayo de 2007 a las 12:54 pm
Bueno viene el día.
Sin guglear ni recurrir a la wiki -hay días en que no está una para nada- quiero recordar que el gnosticismo se remonta muy a comienzos del cristianismo. Ya entonces hubo, los muy ilusos, quienes pretendieron entender ciertas cosas a través de razón, pero estas cosas sólo podían conocerse a través de la fe. O sá, que no las alcanzaban y esto como que les daba un rebote de aquí te espero. La Santa Madre tardó ná y menos en declararlos herejes.
(Mi amigo el excura, siempre con una mujer más o menos descaradamente cerca de, o en su cama, me decía que en sus años de teología en el seminario, se enredaban en preguntas hasta que el ‘manda’ las cortaba con la expresión ‘esto pertenece al misterio’. Díjolo Blas.)
A los vagos, a los desalentados, a los cansados, a los impertinentes, a los dubitativos siempre nos quedó la salida de declararnos agnósticos. Algo así como el sólo sé que no sé nada. No ha mucho el insigne paymoguero mi don Vaz hacía su proclamación de escepticismo, aclarando lo de que el que está seguro de no estar seguro de nada, ya está seguro de algo. Po fale.
Pero los don Errequeerre siguen con su onanismo mental dale que te pego al manubrio del ludibrio. Si además tienen a mano los supercalifragilís aparatitos que fotografían en colorines el cerebro en tiempo real, más los espectrofotómetros, más los cromatógrafos y todo eso que desmenuza el ADN nuclear, y no digamos ya el mitocondrial, cualquiera les quita el jueguecito de las manos.
Repasando así por encima la historia y contemplando cuánto de malo se hizo en nombre de dios, de cualquier dios, a una se le viene a la pelota la soleá dolorosa:
No digo ni sí, ni no.
Digo que si Dios existe
no tiene perdón de Dios.
30 de mayo de 2007 a las 3:58 pm
Por ser la primera vez que “El País” recoge el término “partitocracia” en sus artículos de opinión, aquí os cuelgo el link por si lo queréis leer.
Costará efectuar la Ruptura Democrática pero con tesón no hay quién pare el esfuerzo colecctivo, -aunque para muchos es inconsciente-:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Democracia/partitocracia/elpepuopi/20070530elpepiopi_10/Tes
30 de mayo de 2007 a las 6:32 pm
No me sorprende que tampoco hoy se entienda a fondo a don ja, este “buscador”, este “argonauta”. He oñido ahí arriba alguna vulgaridad. Pase. Mayores barbaridades se han dicho en las cáctedras, incluso de la de Pedro. Pero cuando hay espíritus como el de jagm que se esfuerzan a estos niveles lo justo sería corresponderles con seria reciprocidad.
30 de mayo de 2007 a las 8:04 pm
El tema que toca hoy J. A. es para mí de lo más interesante.
Los científicos pierden el tiempo buscando a “Dios” en los genes, neuronas, hormonas metabólicas o lo que sean, ¿es que no se dan cuenta que hay otras “Ciencias”, igual de importantes que las biológicas, que ya han “demostrado lo indemostrable?”.
El hombre es un ser indefenso, desde que nació la primera civilización y sigue siéndolo hoy más que nunca –con tanto avance tecnológico y tanta gilipollez, porque estamos más indefensos que con lo dinosaurios, sentimos tanto miedo por este mundo que nos arrastra, que cada vez tenemos más necesidad de crearnos nuestro propio Dios, un Dios que represente todo aquello que nos falta: Alimentos para los que nada tienen, bondad, comprensión, sensibilidad, hermandad, y no sé que más, y mucho que añadir que no recuerdo ahora.
“San Manuel Bueno y Mártir”, sabría qué decirles a estos científicos para que no perdieran más el tiempo: DIOS ES ALGO -QUE SI NO SE CREE- SE TIENE QUE INVENTAR, PORQUE CREO QUE HAY PERSONAS, COMPAÑERAS DE VIAJE EN ESTE POBRE MUNDO DONDE NOS HA TOCADO VIVIR, QUE NO PODRÍAN SEGUIR ADELANTE SI PARA ELLOS NO EXISTIERA LA IDEA DE UN DIOS.
Pero estoy con mi Don Pepe griyo: “…LOS INTERMEDIARIOS LO HAN USADO PARA DOMINAR A LOS PUEBLOS”, o con mi Sor Simple: “NO DIGO NI SÍ NI NO. DIGO QUE SI DIOS EXISTE NO TIENE PERDÓN DE DIOS”, ¡qué buena frase, jodía!